Friday, May 1, 2009

Columna de Diego E.Arria en la Revista PODER de mayo' "Crimen y Castigo y crimen sin castigo"

The following article written by Ambassador Diego Arria is published on the magazine Poder 360 May 2009:

www.poder360.com

Crimen y castigo y crimen sin castigo

Muy lejos de las estepas rusas, en Venezuela, un jefe de Estado, golpista reconocido,
que ha convertido a su régimen en una pandilla militarizada es su principal exponente. Veamos por qué. En febrero de 1992 intentó un golpe de Estado que le causó la muerte a más de cien personas y casi también la del entonces presidente Carlos Andrés Pérez, la de su esposa e
hijas, cuya residencia fue atacada con morteros por órdenes suyas. Por ahora, sigue en libertad.
El 11 de abril del 2002 el mismo Presidente, atemorizado por una manifestación pacífica sin precedentes, de hombres, mujeres y niños, ordenó utilizar tanques para reprimirla. Los integrantes del Alto Mando Militar, conociendo las implicaciones penales y la corresponsabilidad que tendría el uso de tanques contra civiles desarmados, le solicitaron la renuncia, “la cual aceptó”.
Ese día murieron 19 personas a manos de bandas armadas y francotiradores vinculados
al oficialisimo. El régimen venezolano, con control absoluto del Poder Judicial, no castigó a
los culpables, sino que convirtió a esos criminales en víctimas, y a los que intentaron
evitar las muertes, en criminales. Un intento perverso de fraude histórico para crear la
falsa creencia de que todo ocurrió por un golpe de Estado que nunca existió.


Cuando los venezolanos recuperemos la justicia, la denuncia pública de su compañero golpista en febrero de 1992, el comandante Francisco Arias Cárdenas, retumbará en los tribunales nacionales e internacionales: “Estamos frente a un asesino, Hugo Chávez, autor intelectual y jefe
de esa banda de delincuentes que ordenó el apostamiento de los francotiradores. Un Presidente asesino manchado con la sangre de los venezolanos”, dijo el 11 de abril de 2002.


Raskólnikov se entregó a la justicia sin necesidad de ser denunciado, a diferencia de Hugo Chávez, igualmente megalómano, convencido de que los muertos y los condenados
pertenecen al grupo de los ordinarios, no como él, quien se asume como un superhombre sólo comparable con Simón Bolívar, sin obligaciones morales o legales como para entregarse a la justicia. Claro, no le teme. Es su amo, pero más temprano que tarde la justicia se hará cargo de él.


1La Declaración completa De Arias Cárdenas puede ser vista en:

www.youtube.com/watch?v=lNqnxs6oT54
&feature=related


Dostoievski describe desgarradoramente cómo el sentimiento de culpa de un criminal puede llegar a convertirse en una de las torturas más intensas que puede soportar el alma de un ser humano.

Maru Angarita
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